PARROQUIA DE LA STA CRUZ

Barrio de la Cruz. Bilbao (Begoña)

25 abril, 2010

Pistas para recuperar la alegría.

Las dos niñas de la foto se lo están pasando en grande

Si tal queremos, empecemos por no caer en la trampa de creer que la verdadera alegría depende de nosotros y de nuestras posibilidades. Si así fuera, la alegría engendrada sería frágil y quebradiza, como si de cristal se tratara. Si la alegría descansara en lo que podemos, sabemos, valemos o tenemos, la alegría engendrada tendría poco recorrido, como si de un ave con las alas recortadas se tratara. Porque ¿quién nos garantiza que vamos a poder contar con todo ello para siempre?

En cambio daríamos con la verdadera alegría si diéramos cabida en la propia vida a Dios, pues nadie nos le podrá robar y Él nunca se irá de nuestro lado. Somos nosotros los que nos robamos la alegría al dejarle a Dios plantado con la mesa puesta. Daríamos con la verdadera alegría si estuviéramos más pendientes de la alegría del otro que de la propia, pues atendiendo al hermano en sus tristezas, se arreglan de rebote las nuestras. Daríamos con la verdadera alegría si nos conformáramos de buena gana con aquello que tenemos, sin pretender a toda costa grandezas que superan nuestra capacidad.