PARROQUIA DE LA STA CRUZ

Barrio de la Cruz. Bilbao (Begoña)

29 noviembre, 2009

NO ES UN DERECHO, ES UN PROBLEMA




Me refiero al aborto. Es, a todas luces, un problema que divide al máximo los ánimos de los ciudadanos. Después de haber dedicado tiempo a leer estudios y opiniones sobre el particular, he llegado a una serie de conclusiones que me gustaría exponer modestamente, sin ánimo alguno de sentar cátedra de nada.

1. No se puede abordar el problema ético y jurídico que presenta el aborto con visceralidad y simplismo. No creo que constituya un derecho, pero sí un problema grave y difícil desde muchos puntos de vista. Están fuera de lugar los que Unamuno denominaba "furor teológico y antiteológico".

2. Tenemos, en primer lugar, que escuchar a los científicos en lo que compete a su territorio. En concreto, cuando nos informan sobre las diversas fases que atraviesa la nueva vida, sobre la información genética de que es portadora y sobre el factor materno que influye desde lo que llaman "nicho uterino".

3. Creo que las religiones no deben invadir el territorio científico, en el que no son competentes, y renunciar de entrada a cualquier talante de omnisapiencia que tanto daño y descrédito les causa y les ha causado.

4. La misma advertencia haría a cierto laicismo omnisapiente convertido en religión de sustitución, y presente hoy en algunos de los que nos gobiernan.

5. No es, a mi parecer, un derecho de la mujer el constituirse en dueña y señora de la vida y de la muerte de un ser que, si no tiene hoy por hoy sustantividad humana plena, la va a tener si no se le impide.

6. El nuevo proyecto de ley deja al nuevo ser sin protección legal y penal alguna, por debajo de especies animales como el oso pardo y el lince ibérico, que sí la tienen.

7. Me resultan rechazables por su frivolidad frases como que, "en adelante, el aborto va a ser meramente asunto de la sanidad" (ministra de Igualdad). También hechos como otorgar la licencia de expedir el fármaco abortivo RU 486 sin necesidad de receta médica; la posibilidad de proceder al aborto de menores de edad sin licencia de sus padres, y el pasar por alto las heridas anímicas que deja en tantas mujeres el poner fin al ser que lleva en su seno.

8. Y por encima de todo esto, no comprendo cómo nuestro Gobierno se empeña en sacar adelante una ley contra el parecer de millones de ciudadanos y que acrecienta, una vez más, la funesta dialéctica de las dos Españas.

Alfredo Tamayo Ayestarán. SAN SEBASTIÁN




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15 noviembre, 2009

ADVIENTO 2009

CELEBRACION COMUNITARIA DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
SABADO 19 DICIEMBRE 7½ DE LA TARDE.
DOMINGO 30 DICIEMBRE 11½ Y 1:00



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EL BUEN OLOR DE CRISTO



La vocación cristiana: como el fermento, como la sal, como la luz, como la rosa.
Dice una fábula persa: Un día, un caminante halló un trozo de barro tan aromático, que su perfume llenaba toda la casa.
-¿Qué eres tú? –le preguntó el caminante-. ¿eres alguna gema de Samarcanda, o algún extraño nardo disfrazado o alguna otra mercancía preciosa?.
-No. No soy más que un trozo de barro.
-Entonces, ¿cómo tienes este aroma maravilloso?
-Amigo, te voy a revelar un secreto: he estado viviendo junto a una rosa.

Así como queremos ver cosas bellas, oír melodías agradables, saborear majares exquisitos, tocar objetos placenteros, también queremos dejarnos seducir por olores embriagadores. Son realidades que necesitamos y buscamos. En la naturaleza hay una oferta extraordinaria de aromas y fragancias. La industria y el comercio se esfuerzan por perfeccionar y ampliar el producto.
Pero el olor, aparte de su realidad natural, tiene también un valor de símbolo:
• Puede significar amistad: cuando regalamos a la persona amiga un apropiado perfume o unas flores de aroma delicado.
• Puede significar generosidad: si el perfume que ofrecemos es costoso.
• Puede ser un memorial, como tal vez nos recuerda las personas o las experiencias del pasado.
• Puede significar veneración y adoración cuando utilizamos el aroma en el ámbito religioso, como el incienso; algo que ya regalaron los reyes Magos.
• Puede significar sacralizad, convertido en sacramento, como el santo Crisma, para el Bautismo, la Confirmación y el Orden sacerdotal.
• Puede significar pasión y pascua, cuando se utiliza para la sepultura y para la inmortalidad, como en el caso de maría en Betania o en otros múltiples ritos funerarios.




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OLORES DE MUERTE

Hay demasiados, por desgracia. Hoy hablamos mucho de corrupción y de corruptos. Mucho trabajo tienen los jueces y periodistas.
• Corrupción por fraude, por estafa, por cohecho, por abusos de poder…
• Corrupción por razones de sexo: pedofilia, pornografía, violaciones, violencia de género, homosexualidad…
• Corrupción por amiguismo, por nepotismo, por responsabilidad…
• Corrupción por dejación y falta de responsabilidad…
• Corrupción por abuso de droga y del alcohol y del tabaco…
• Corrupción por la injusticia y la violencia…
• Corrupción por la mentira, el engaño y las verdades a medias…



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¿A QUE HUELE CRISTO?

Podemos decir, sin duda, que huele a Espíritu Santo. Cristo, en efecto, está sustancialmente empapado y perfumado de Espíritu. Por lo tanto, todo aquel que roza a Cristo y se pone en contacto con él, mucho más si lo acoge en su casa y lo comulga, tiene que exhalar perfume de Espíritu. Al que cultiva las rosas se le pega su olor. Si las paredes y los muebles de la casa son de madera de sándalo, a sus inquilinos se les notará.

EL OLOR DEL ESPIRITU

Lo mismo que el maná tenía sabor de cielo, “con sabor a torta de miel” (Ex 16,31); “a una torta de aceite” (Nm 11,8); “podía brindar todas las delicias y satisfacer todos los gustos” (Sb 16,20); el Espíritu Santo concentra todos los olores, los olores de todas las flores, de todos los frutos y frutales, de toda la naturaleza. Son aromas preparados por ángeles del cielo.
Podríamos concretarlos en los dones y frutos del Espíritu Santo. Entre otros:
• Huele a sabiduría: es un olor limpio y penetrante a lirios.
• Huele a fortaleza: es un olor de mirra y áloe.
• Huele a piedad: es un olor como el del incienso.
• Huele a caridad: es un olor de rosas y manzanas.
• Huele a alegría: es un olor de nardo.
• Huele a paz: es un olor de bálsamo.
• Huele a bondad: es un olor de canela y hierbabuena.
• Huele a mansedumbre: es un olor de orégano.
• Huele a fidelidad: es un olor de clavelina y azucenas.
• Huele a paciencia: es un olor de vino añejo.
• Huele a fe: es un olor de tomillo y violeta.
• Huele a misericordia: es un olor a tierra bien mojada.
• Huele a castidad: es un olor de azucena y azahar.
El cristiano que se ha contagiado de Cristo vivirá estos dones y ofrecerá estos frutos. Su presencia, sus gestos y toda su vida será buen olor de Cristo; dejará tras de sí un perfume espiritual.



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