PARROQUIA DE LA STA CRUZ

Barrio de la Cruz. Bilbao (Begoña)

15 noviembre, 2009

¿A QUE HUELE CRISTO?

Podemos decir, sin duda, que huele a Espíritu Santo. Cristo, en efecto, está sustancialmente empapado y perfumado de Espíritu. Por lo tanto, todo aquel que roza a Cristo y se pone en contacto con él, mucho más si lo acoge en su casa y lo comulga, tiene que exhalar perfume de Espíritu. Al que cultiva las rosas se le pega su olor. Si las paredes y los muebles de la casa son de madera de sándalo, a sus inquilinos se les notará.

EL OLOR DEL ESPIRITU

Lo mismo que el maná tenía sabor de cielo, “con sabor a torta de miel” (Ex 16,31); “a una torta de aceite” (Nm 11,8); “podía brindar todas las delicias y satisfacer todos los gustos” (Sb 16,20); el Espíritu Santo concentra todos los olores, los olores de todas las flores, de todos los frutos y frutales, de toda la naturaleza. Son aromas preparados por ángeles del cielo.
Podríamos concretarlos en los dones y frutos del Espíritu Santo. Entre otros:
• Huele a sabiduría: es un olor limpio y penetrante a lirios.
• Huele a fortaleza: es un olor de mirra y áloe.
• Huele a piedad: es un olor como el del incienso.
• Huele a caridad: es un olor de rosas y manzanas.
• Huele a alegría: es un olor de nardo.
• Huele a paz: es un olor de bálsamo.
• Huele a bondad: es un olor de canela y hierbabuena.
• Huele a mansedumbre: es un olor de orégano.
• Huele a fidelidad: es un olor de clavelina y azucenas.
• Huele a paciencia: es un olor de vino añejo.
• Huele a fe: es un olor de tomillo y violeta.
• Huele a misericordia: es un olor a tierra bien mojada.
• Huele a castidad: es un olor de azucena y azahar.
El cristiano que se ha contagiado de Cristo vivirá estos dones y ofrecerá estos frutos. Su presencia, sus gestos y toda su vida será buen olor de Cristo; dejará tras de sí un perfume espiritual.