LA CEREMONIA

Este día, la gente fue llegando pronto al templo, para la Misa de 1 pm. Mientras el Sr. Obispo, ayudado de la incondicional Silvia se iba colocando el alba en la sacristía, en la parte trasera, el coro de la catedral de Bilbao, afinaban sus voces para la celebración de la Liturgia de la Misa.

Los bancos estaban casi llenos y los comentarios, por “bajines” de la gente coincidían el lo ornamentado que estaba el altar, con las flores, velas, y como no…, con los globos de colores.
Desde el primer momento de la celebración, todos los asistentes fijamos nuestros ojos el la persona del Sr. Obispo ayudado en la celebración por el párroco y por los lectores que gustosos se prestan a ello.

Vista del interior de la parroquia

Durante el ofertorio, la primera pareja casada, es decir el primer matrimonio que recibió el sacramento en la parroquia, como veteranos de la comunidad, realizan la ofrenda del libro de registros de la parroquia, para continuar con la ofrenda del pan y del vino.

Un momento de la ofrenda

El calor se hacía notar, y en varias ocasiones obligó al celebrante a quitarse las gafas para limpiarse el sudor de la frente, envidiando a las señoras de la primera fila, que con su abanico mitigaban la fatiga del ambiente. Por las cristaleras plomadas de las ventanas, entraban luces multicolores proyectando imágenes fantasmagóricas sobre los asistentes, dando una luminosidad aterciopelada muy acogedora.
Las canciones de la coral sonaban “divinamente” en el recinto eclesiástico, creando un recogimiento en todos los asistentes, que invitaba a dar gracias por el momento. Al final, sonó el chistu en un “Agur Jauna”, que impresionó a la concurrencia.
Finalmente, el celebrante nos impartió su bendición apostólica, indicándonos en cierto modo, que ya podíamos salir a disfrutar del alarde de danzas vascas.