PARROQUIA DE LA STA CRUZ

Barrio de la Cruz. Bilbao (Begoña)

08 diciembre, 2006

ADVIENTO

Adviento



El Hijo del Hombre vendrá

Aunque Dios naciera
mil veces en Belén
si no naciera en tu vida
Él nacería inútilmente
y tú seguías perdido.


Desvelanos, Señor

Desvela, Señor, nuestros corazones,
que se han adormecido en las cosas
y ya no tienen fuerza para amar.
Desvela, Señor, nuestra ilusión,
que se ha apagado en ilusions huidizas.

Desvela, Señor, la sed que tenemos de Ti,
porque demasiado a menudo bebemos aguas amargas
Desvela, Señor, el hambre que tenemos de Ti,
porque nuestras comidas nos dejan vacíos.

Desvela, Señor, nuestro deseo de felicidad
porque nos perdemos en diversiones caducas.
Desvela, Señor, nuestro silencio vacío,
porque necesitamos palabras de vida para vivir.

Desvela, Señor, todo nuestro ser,
porque hay caminos que solo se hacen
con los ojos abierto para reconocerte.


Adviento, tiempo de espera


El tiempo de adviento es un tiempo de espera.
Esperamos ser liberados por la venida de Cristo.
Pero preguntémonos, ¿cómo debe ser esta espera y de qué tenemos que ser liberados?.

Creo que no se trata de una espera
desde la quietud o únicamente desde la pura contemplación
sino también desde la tarea y el trabajo interior que tiene que repercutir en el exterior.
No se nos pide que nos quedemos con los brazos cruzados
esperando que Cristo, él solo, nos libere
sino que se nos pide también toda nuestra colaboración.
Hemos de ponerlo todo de nuestra parte para que esta liberación sea posible.
Por ello el camino del adviento es un camino de esperanza,
desde la exigencia y el esfuerzo que pide ir preparando este camino hacia la luz.

El esfuerzo de liberarnos de las desazones cotidianas,
del estrés y de las prisas que nos impiden atender y
reconocer las necesidades del otro que nos reclama;
de los miedos que nos obstaculizan tomar decisiones;
de la superficialidad y frivolidad en las relaciones
que no nos permiten tocar el corazón del otro;
de las dependencias afectivas y emocionales
que nos dificultan amar con y desde la libertad;
de los excesos de todo tipo que contribuyen
a aumentar las injusticias de este mundo y
no nos permiten valorar suficientemente todo cuanto tenemos ;
del afán de reconocimiento y posesiones que rompen la comunión y
la búsqueda del bien colectivo ....

Dispongamonos, pues, a esperar
trabajandonos para hacer en nuestro corazón y
en nuestro entorno un lugar habitable a Cristo.
Un lugar donde Cristo pueda completar la obra de nuestra liberación