PARROQUIA DE LA STA CRUZ

Barrio de la Cruz. Bilbao (Begoña)

31 enero, 2010

VIRUTAS

Pensamientos
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"Quien soporta mis defectos es mi amo, aunque sea mi criado" (Johann W. Goethe)

"Debes perder una mosca para pescar una trucha" (George Herbert)

"La amistad es el más perfecto de los sentimientos del hombre, pues es el más libre, el más puro y el más profundo" (Henri D. Lacordaire)

"No hay mayor religión que el servicio a los demás. Trabajar por el bienestar común es el mejor credo" (Albert Schweitzer)

"Lo superfluo de los ricos debería servir para lo necesario de los pobres; en cambio, lo necesario de los pobres sirve para lo superfluo de los ricos"(X)


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SUERO INTRAVENOSO Y MORFINA

La Crisis


Si hablamos hoy de "crisis" no hace falta explicar a qué nos referimos. Todos entenderán que estamos hablando de crisis económica de los países desarrollados.

Pocos recordarán que hace muchos años distintos tipos de crisis afectan a la mayoría de los países de la Tierra y han provocado millones de muertes injustas e innecesarias.

Parece que en nuestro mundo los únicos que "contamos algo" somos el 20% de la población que disponemos, o malgastamos, el 8O% de los recursos del planeta.

Muchos de ese 20 % nos llamamos cristianos, pero hemos cambiado a Dios por Mamon (el dinero). Lo importante es el saldo de nuestra cuenta corriente, el poder mantener nuestro nivel de vida (que no es de vida, sino de consumo), seguir gastando dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos, como decía alguien.

El sistema bancario, el financiero y el comercial era el nos garantizaba vivir y consumir sin grandes sobresaltos.

Y apareció la crisis. Y todos nos pusimos nerviosos. Se pinchaba una burbuja tras otra.

Se empezaron a escuchar distintas voces que decían que había que revisar a fondo las bases éticas de nuestro sistema económico. Hacerlo nos supondría pérdidas y renuncias.

La solución más fácil era inyectar suero al sistema (inyectar dinero al sistema financiero) y acompañado de una buena dosis de morfina para evitar plantearnos cuestiones éticas.

Y así se hizo. Y así se hace.

A parte de ser una respuesta inmoral, una de las cosas que más me preocupa es que esta solución ha llevado a reducir de forma drástica la ayuda a las otras miles de crisis. Las crisis de los pobres.

Para mantener nuestro nivel de vida hemos puesto en "estado de coma" la solidaridad.

Y por mi cabeza da vueltas la pregunta: con este tipo de soluciones ¿crecemos en humanidad o nos hacemos más inhumanos? Y en ello se juega no sólo nuestra relación con los demás, sino también nuestra relación con Dios.

Angel Gómez, Teólogo y Periodista


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PENSAMIENTOS

Madre Terea de Calcuta
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El fruto del silencio es la oración.

El fruto de la oración es la fe.

El fruto de la fe es el amor.

El fruto del amor es el servicio.

El fruto del servicio es la paz.

(Madre Teresa de Calcuta)




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LAS EDADES DEL HOMBRE

Los Abuelos

No me estoy refiriendo a esa gran exposición de arte sacro que aún sigue viajanndo dentro del marco privilegiado de nuestras catedrales. Simplemente pienso en la edad del hombre y de la mujer que, al alargarse, hay que buscarle marcos y ámbitos adecuados para cuidar y acompañar su dignidad.

Al preguntar a un amigo por sus padres mayores, más de una vez me ressponde: - Muy bien. Están como reyes. En una residencia como un hotel y con televisor en la habitación.

Y piensa uno que los hay que están peor; pero que lo que más necesitan unos padres es estar en su casa de siempre, con gente de otras edades, sentirse útiles y participar en la medida de lo posible.

A nadie se le oculta que la escasez de espacios, el trabajo absorbente, el colegio de los niños y otras circunstancias problematizan la atención a los abuelos. Pero observando sólo un poco se descubre que su reclamación silenciosa no es tanto por el tiempo dedicado cuanto por la calidad de ese tiempo. No se trata de estar siempre con el abuelo para hacerle feliz. Quizá con un rato, presidido por el interés y el cariño, recibimos el premio de su sensatez que nos dice: - Anda, hijo, que tienes mucho que hacer, que ya ves que yo aún me las arreglo bien.

Por los hijos nos agotamos en desvelos y no se nos ocurriría dejarlos en un hotel y con televisor en la habitación. Después, cuando el hijo crece, consideramos que la situación es diferente y él sí puede hacer eso con sus padres. No parece justo aunque resulte más cómodo. La estadística muestra que las familias humildes y a menudo numerosas, con eso de que no disponen de dinero para una residencia-hotel, gestionan mejor la presencia del abuelo en casa. Y, en premio, él dedica un tiempo generoso y pausado a los pequeños, ya que el genio ha menguado y crecido la ternura. Y al crío le decimos: - Que te lo cuente el abuelo, corazón. Y el abuelo se lo cuenta. Y se siente útil y querido. Y da al hogar un cierto aire juvenil relativo, ya que el papá cincuentón resulta un chaval junto al que rebasa los ochenta.

Conviene recordar estas cosas antes que el cántaro se rompa, o sea, antes que el abuelo falte. Cuando pasen los años y tú vayas viendo a los hijos de tus hijos, te preguntarás si has dado a tus padres tan sólo un poco de lo que ellos te han dado a ti. Y echarás de menos el comentario, el refrán, la carcajada.

Estamos a tiempo de reflexionar y cuidar actitudes. Hacia nuestros padres. Y hacia nuestros hijos.


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LA BUENA NOTICIA DE DIOS

La FE

Antes que nada, la fe cristiana es una experiencia que ha de ser vivida, ofrecida y comunicada cono Buena Noticia de Dios.

Esta situación en la que nos encontraamos hoy los cristianos no nos ha d~ hacer olvidar que la fe cristiana no es en primer lugar ni fundamentalmente una doctnna que se ha de aceptar, ni un código moral que se ha de cumplir, ni unas prácticas religiosas que se han de observar. Antes que nada, la fe cristiana es una expenencla que ha de ser vivida, ofrecida y comunicada como Buena Noticia de Dios. Por eso, evangelizar no significa, en primer lugar, transmitir una doctrina, exigir una moral o urgir una práctica ritual, sino evocar, comunicar, suscitar y ayudar a vivir la experiencia original del encuentro con Jesucristo.

Nuestro problema

La historia de la fe cristiana es, por tanto, la historia de una experiencia que se transmite y se contagia de unas generaciones a otras. En esta historia de salvación entramos cada uno haciendo nuestra propia experiencia de la "gracia de Cristo», reactualizando en nosotros la experiencia de fondo que vivieron los primeros discipulos y seguidores.

Si no se produce la renovación continua de esta experiencia, se introduce en el cristianismo una ruptura trágica. Los teólogos siguen desarrollando la doctrina; los predicadores y catequistas siguen exponienndo el contenido de la fe; los pastores se preocupan de recordar y de urgir la moral cristiana; en las comunidades se "administran» los sacramentos y se cuida la observancia de las prácticas religiosas. Pero si queda interrumpida la comunicación de la experiencia, falta lo esencial, lo único que da vida a la fe cristiana.


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10 enero, 2010

PARA ORAR Y REFLEXIONAR


Tu evangelio es terrible.
Cristo,
He oído predicar tu evangelio a un sacerdote que vivía el Evangelio.
Los pequeños, los pobres, quedaron entusiasmados;
Los grandes, los ricos, salieron escandalizados,
Y yo pensé que bastaría predicar sólo un poco el Evangelio
Para que los que frecuentan las iglesias se alejaran de ellas
Y para que los que no las conocen las llenaran.
Yo pensé que era mala señal para un cristiano
El ser apreciado por la “gente bien”.

Haría falta –creo yo-
Que nos señalaran con el dedo
Tratándonos de locos y revolucionarios.
Haría falta –creo yo-
Que nos armasen líos,
Que firmasen denuncias contra nosotros,
Que intentaran quitarnos de en medio.

Esta tarde, Señor tengo miedo,
Tengo miedo porque sé que tu Evangelio es terrible;
Es fácil oírlo predicar,
Es todavía relativamente fácil no escandalizarse de él,
Pero vivirlo…
Vivirlo es bien difícil.
(Michel Quoist)



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